lunes, 20 de octubre de 2008

Notas para clase "La Interrupción del reposo por el sueño. La función del sueño. El sueño de angustia."

CLASE: “La Interrupción del reposo por el sueño. La función del sueño. El sueño de angustia”
Es importante conocer que durante el reposo existe un deseo preconsciente de dormir. Esto nos servirá para ver más claramente el proceso del sueño. Vamos a repasar a rasgos generales, la concepción del proceso del sueño a la que hemos llegado hasta ahora:
En el sueño aparecen restos diurnos, es decir, imágenes e ideas que, al enlazarse con un deseo inconsciente que les transfiere su carga de energía psíquica. Esta transferencia puede tener lugar indistintamente durante el reposo o durante el día del sueño. Este deseo, que tiene de inconsciente el deseo, y de preconsciente el resto diurno al que se enlaza, podría seguir el camino hacia la conciencia a través del Prec., al que pertenece por uno de sus componentes, pero tropieza con la censura y debe deformarse.
El proceso psíquico hasta aquí expuesto no es exclusivo del sueño sino que es un proceso general. Es decir, un deseo inconsciente se enlaza con una idea (primera transformación), y después sufre una segunda transformación debido a la acción de la censura. El paso de enlazarse un deseo con una idea se puede explicar de dos maneras: El deseo inconsciente transfiere su carga a una idea, o bien la idea despierta un deseo inconsciente y éste le transfiere su carga de energía psíquica. En cualquier caso, siempre hay que tener en cuenta que el proceso es por apres-coup, y que se arma desde el producto final (la idea cargada de energía, el resto diurno que aparece en el sueño por ejemplo), así que la ordenación cronológica de lo que sucede es para ayudar a comprender este proceso.
Entonces, como decíamos, lo que hemos visto hasta aquí no pertenece únicamente al proceso del sueño. Lo que sucede en el estado de reposo (estado de reposo de lo preconsciente), es que este deseo-resto diurno, no puede llegar a lo preconsciente. Hemos de suponer que el sistema Prec. se ha protegido disminuyendo sus excitaciones. El proceso onírico toma entonces el camino de la regresión. Es decir, que la idea-deseo que no pudo excitar el sistema Prec. es atraída por grupos de recuerdos hacia el polo M (motor). Dichos grupo de recuerdos, vienen dados en parte como cargas visuales, pero no por la traducción a los signos de los sistemas posteriores (me parece que se refiere al Prec. - Consciente). Así que el deseo-idea llega a la representabilidad por medio de imágenes y cargas visuales, a través de la regresión, en vez de expresarse en palabras u otros signos de los sistemas Preconsciente y Consciente. Tras estas dos transformaciones, el deseo, que ya se puede llamar sueño, queda convertido en un contenido de reprensentaciones. En estas condiciones, el sueño sí puede superar los obstáculos de la censura y el reposo de lo preconsciente, y llega a ser percibido por la conciencia. La particularidad que presenta el sueño es que, como veremos a continuación, no es percibido por la conciencia desde la parte del sistema Prec. Sino desde la parte de los sistemas P.
Vamos a repasar brevemente cuál es la conciencia y qué papel juega en el proceso onírico.
La conciencia es como un órgano sensorial destinado a la percepción de cualidades psíquicas. Durante la vida despierta es excitable desde dos puntos diferentes, es decir, tanto desde la parte más exterior, o periferia, del aparato (sistema de percepción, que no es lo mismo que "lo exterior al aparato"), como desde lo interior del aparato, es decir, las excitaciones placientes y displacientes que emergen como única cualidad psíquica en las transformaciones de energía desarrolladas en el interior del aparato. Los objetos de los sistemas Inc. y Prec. carecen de toda cualidad psíquica y no son, por tanto, objeto de la conciencia, puesto que no desarrollan placer ni displacer ninguno que pueda constituir objeto de percepción. Los procesos mentales capaces de ser percibidos, durante la vida despierta, por la conciencia, son procesos del sistema Prec. enlazados con el sistema mnémico de los signos del idioma.
¿Cómo se comporta la conciencia durante el reposo? Hemos de admirarnos de que la superficie sensorial de la conciencia vuelta hacia el Prec. queda más insensibilizada por el estado de reposo que la dirigida hacia los sistemas P.. Esto coincide con la necesaria cesación del interés hacia los procesos mentales nocturnos durante el reposo.
Entonces, continuando con el proceso descrito anteriormente, el sueño se convierte en percepción, y es capaz de excitar la conciencia desde los sistemas P.

Podemos decir que el sueño produce, en cierto sentido, un despertar. Es decir, posibilita el acceso a la conciencia de un deseo inconsciente, enlazado a un resto diurno preconsciente, aunque convertido en representación, y percibido por el polo de la percepción.

La tercera parte del proceso del sueño es ésta en la que el sueño es percibido como otro cualquier contenido de percepciones, siguiendo la correspondiente dirección progresiva en vez de la regresiva que tubo lugar en la formación del sueño.
Esquema:
Deseo à (transferencia) à Resto Diurno à (censura) à Representación à (estado de reposo y regresión) à Percepción (cuidado de la comprensibilidad)

Este orden sucesivo lo establecemos para describir en proceso, pero se trata en realidad de un simultáneo ensayo de varios caminos. Un ir y venir de la excitación hasta que una de las agrupaciones queda mantenida.

El cuidado de la comprensibilidad tiene lugar cuando el sueño atrae la atención de la conciencia. Una vez que el sueño es percibido por la conciencia, el proceso experimenta una aceleramiento, debido a que el sueño recibe el mismo trato que cualquier otra percepción. Resulta algo semejante a una fiesta de fuegos artificiales, preparados durante muchas horas y consumidos luego en pocos minutos. Esto explicaría la idea sostenida por otros científicos de que el sueño se genera en el periodo de transición entre el reposo y el despertar.
La elaboración del proceso onírico necesita muchas veces más de un día y una noche para producir su resultado.

Dependiendo de la intensidad de los sueños percibidos, estos pueden despertar lo preconsciente o no. Los sueños que no tienen intensidad suficiente para esto permanecen preparados hasta que, inmediatamente antes de despertar, sale a su encuentro la atención, ya más fácilmente excitable. Esto explica que siempre percibamos algo soñado cuando nos despiertan repentinamente.

Los sueños que resultan susceptibles de despertarnos en medio del reposo nos inspiran un mayor interés teórico: ¿Por qué el sueño, el deseo inconsciente, no es despojado del poder de perturbar el reposo, es decir, la realización del deseo preconsciente de dormir?
La realización del deseo de dormir es compatible con cierto gasto de atención orientado en determinado sentido. Como cuando despertamos en el acto de espantar una mosca que nos molestaba, a veces percibimos sueños que nos hacen despertar porque esto puede suponer un ahorro de energía aplicable al caso de que lo inconsciente no pudiera ser mantenido dentro de los limites debidos como durante el día.
Aun cuando lo interrumpa varias veces en la misma noche, permanece el sueño enlazado al reposo; despertamos un momento y volvemos a dormirnos en seguida.

¿Porqué decimos que la energía que creó el sueño desaparece al despertar debido al sueño? En lo Inconsciente no hay nada que pueda ser llevado a termino, ni nada que pueda ser pasado ni olvidado ¿No debería entonces el deseo inconsciente renovarse una y otra vez, del mismo modo que la mosca suele volver después de que la hemos espantado?
El proceso de excitación inconsciente puede tener dos sentidos, puede derivarse a la motilidad, y puede quedar sometido a la influencia de lo preconsciente, quedando enconces ligada su excitación, en lugar de ser derivada. Esto último es lo que sucede en el proceso del sueño: La carga que desde lo preconsciente sale al encuentro del sueño convertido en percepción, carga que ha sido guiada por la excitación de la conciencia, liga la excitación inconsciente del sueño y lo hace inofensivo. Es decir que al despertar sí que se consigue espantar la mosca perturbadora del reposo.
Mantener a raya a lo inconsciente durante todo el tiempo del reposo supondría, en estos casos en los que se interrumpe el reposo, un mayor gasto de energía. En lugar de eso, es preferible para el sistema abrir el camino de la regresión para que el deseo inconsciente pueda excitar la conciencia, y ligar la percepción resultante a una carga preconsciente, al despertar, como un exutorio o válvula de escape para este deseo.
Esto nos da una idea más precisa de la función del sueño: El sueño tiene la labor de someter nuevamente al dominio de lo preconsciente la excitación del Inc., y al hacerlo así deriva dicha excitación, sirviéndole de válvula, y garantiza el reposo de lo preconsciente mediante un pequeño gasto de actividad despierta.
El sueño es por lo tanto una transacción y realiza ambos deseos simultáneamente (los provenientes de los dos sistemas, el deseo inconsciente provocador del sueño, y el deseo preconsciente de dormir) en cuanto los mismos se muestran compatibles.
Esta es la única función que admitimos para el sueño. La función de formarse como transacción de dos deseos de dos sistemas distintos, satisfaciendo simultáneamente ambos deseos, el deseo de dormir preconsciente, y el deseo inconsciente de que se trate en cada sueño.

El sueño de angustia:
De lo expuesto anteriormente se deduce la conclusión de que cuando el reposo es interrumpido, no es exactamente el sueño el que perturba el descanso, sino que se trata más bien del fracaso del sueño en su función. No es éste el único caso en el que funciones adecuadas se convierten en inadecuadas y perturbadoras, en cuanto aparecen modificadas las condiciones de su nacimiento.
El hecho de que un proceso psíquico que desarrolla angustia pueda ser, sin embargo, una realización de deseos, no contiene para nosotros contradicción alguna. Ya que sabemos que el deseo pertenece a un sistema y que el otro sistema lo ha rechazado y reprimido.

Nota: El afecto contrario a la realización de un deseo se manifiesta en forma de angustia. (El cuento de las salchichas).

Los síntomas neuróticos constituyen, al igual que el sueño, una transacción entre dos sistemas en conflicto. Por ejemplo en la agorafobia, si obligamos al enfermo a salir a la calle sufrirá un ataque de angustia, del mismo modo que fue un primer ataque de angustia el que inició la enfermedad. Asignamos así que el síntoma ha sido creado precisamente para evitar el desarrollo de angustia.
La teoría del sueño de angustia pertenece, por lo tanto a la psicología de las neurosis. El problema de la angustia en el sueño se refiere exclusivamente a la angustia y no al sueño.
Lo único que desde el estudio de los sueños se puede aportar, es la comprobación de que la angustia procede de fuentes sexuales, analizando los sueños de éste género para descubrir en sus ideas latentes el material sexual.

Veamos para terminar varios ejemplos de éste género (últimos párrafos del capítulo).




Kepa Ríos Alday