domingo, 27 de julio de 2008

LEYENDO A GASTON BACHELARD

LEY DE LOS TRES ESTADOS DEL ALMA

Alma pueril o mundana, animada por la curiosidad ingenua, llena de asombro ante el menor fenómeno instrumentado, jugando a la física para distraerse, para tener pretexto de una actitud seria, acogiendo las ocasiones de coleccionista, pasiva hasta en la dicha de pensar.

Alma profesoral, orgullosa de su dogmatismo, fija en su primera abstracción, apoyada toda la vida en los éxitos escolares de su juventud, repitiendo cada año su saber, imponiendo sus demostraciones, entregada al interés deductivo, sostén tan cómodo de la autoridad, enseñando a su criado como hace Descartes o a los provenientes de la burguesía como hace el “agrége” de la Universidad.

Finalmente, el alma en trance de abstraer y de quintaesenciar, conciencia científica dolorosa, librada a los intereses inductivos siempre imperfectos, jugando el peligroso juego del pensamiento sin soporte experimental estable; transformada a cada instante por las objeciones de la razón, poniendo incesantemente en duda un derecho particular a la abstracción, ¡pero, cuán segura de que la abstracciones un deber científico, y la posesión finalmente depurada del pensamiento científico del mundo!


(...)


La ilustración del espíritu científico debe ser normativa y coherente. Debe tornar claramente consciente y activo el placer de la excitación espiritual en el descubrimiento de la verdad. Debe forjar la mente con la verdad. EL amor por la ciencia debe ser un dinamismo psíquico autógeno. En el estado de pureza logrado por un psicoanálisis del conocimiento objetivo, la ciencia es la estética de la inteligencia.

(...)


Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios. Tener acceso a la ciencia es rejuvenecer espiritualmente, es aceptar una mutación brusca que ha de contradecir a un pasado.

(...)

La ciencia, tanto en su principio como en su necesidad de coronamiento , se opone a en absoluto a la opinión.
(...)
La opinión piensa mal; no piensa; traduce necesidades en conocimientos. Al designar a los objetos por su utilidad ella se prohíbe el conocerlos.

LA OPINIÓN ES EL PRIMER OBSTÁCULO A SUPERAR
NADA ESTÁ DADO. TODO SE CONSTRUYE.

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